La figura femenina en la obra de Ileana Sánchez y Joel Jover: un acercamiento a las diferencias.
La confianza, como el arte,
nunca proviene de tener todas las respuestas,
sino de estar abierto a todas las preguntas.
Earl Gary Stevens
I
La representación de la figura femenina en la historia del arte, es un tema de investigación abarcador y complejo, lo que se debe entre otras causas, a la variedad de artistas que lo han utilizado, así como a las formas en que suelen aparecer dichas imágenes. Quizás son estas razones las que lo convierten en uno de los temas más atractivos para los estudiosos de las artes, incluso para aquellos investigadores que se dedican a los estudios de género.
También son variadas las propuestas de acercamientos a las obras que poseen este tema, pues estas arrojan conocimientos epocales que incluyen aspectos como la moda, las costumbres, los intereses, el estatus social al que pertenece la retratada, -en caso de representar a un personaje histórico-. Se debe tener en cuenta que la utilización de imágenes femeninas no excluye la posibilidad de que estas pertenezcan al orden de la fantasía; lo que también es digno de análisis porque revela en alto grado, no solo las alusiones propias de la escena representada, sino la visión del artista con respecto a la mujer. Aspecto este que entraña un doble esfuerzo interpretativo.
Es necesario por las características de este ensayo ajustar este gran tema al estudio de la obra de dos artistas camagüeyanos que han trabajado de diversas maneras la figura femenina. Ambos constituyen una muestra de las claras diferencias que existen entre cada forma de representación y a su vez, destaca que en cada uno, por lo menos, aparecen dos formas también distintas de acercarse a la mujer. Este brevísimo análisis de las obras de la creadora Ileana Sánchez y el artista Joel Jover Llenderrosos se enfocará en las series ¨A todo trapo¨, 2009 y ¨Retratos¨, 2010 pertenecientes a la autoría de la pintora. Mientras que de Joel Jover se selecciona ¨El arte de reciclar el arte¨, 2009 y ¨Abstracciones¨, 2011.
II
Al penetrar las obras de la serie “A todo trapo”, hay que tener en cuenta que la mayoría de las imágenes de figuras femeninas allí representadas, conforman un amplio panorama artístico, pues aluden a las obras de maestros del arte como Francisco de Goya, Toulouse Lautrec, Pablo Ruiz Picasso y Modigliani. La artista se apropia de los retratos de damas como la duquesa de Alba, Juane Herbuterne así como Dora Mark, esta última que exhibe el cuerpo de una de las bailarinas de can-can de Lautrec. Estas apropiaciones no sólo parten de una pose o un rostro reconocido que inmediatamente nos traslada al pasado del arte, sino que va más allá, pues ubica a estas féminas en paisajes cubanos, donde las iglesias camagüeyanas también sufren variaciones, siendo versionadas por la artista.
La visión que Ileana recrea en estas piezas destaca -más allá del hecho artístico por excelencia- una actitud propia de la postmodernidad, en la cual ella se encarga de vestir con relucientes telas y adornar con collares y cintas los cuerpos lineales que allí aparecen, les retoca el cabello con pelo de muñeca y cose cada centímetro del tejido seleccionado, expresamente para cada protagonista.
La fuerza de los colores, tanto de las fibras textiles como de las marcas de refresco que utiliza para recrear el fondo de los cuadros, conforman una composición única y cargada de significados; donde Fanta, Sprite y Coca Cola gozan de una exquisita fidelidad en su diseño. Todo este juego de colores y formas, unido al recargamiento propio de una visualidad tropical ayudan al espectador a encontrar en estos collage, damas del siglo XIX y XX, dialogando con un público que debe resemantizar la pluralidad de mensajes a los que la artista nos somete.
Es interesante observar, las estrategias que la creadora utiliza para presentar la figura de la mujer como pretexto, en vías de cuestionar o abordar aspectos concernientes a las técnicas artísticas y los conceptos de creación en el campo cultural. Se aprecia una mezcla completamente intencionada de estas figuras del pasado clásico del arte y de la vanguardia con elementos artesanales y kitsch.
Resulta importante abordar las reflexiones a las que la artista recurre frente a estos últimos aspectos, referentes al papel de la mujer en la sociedad actual. Tanto los oficios de coser, peinar, como el de adornar los cuerpos con prendas y maquillajes, actividades por siglos perteneciente al rol de la mujer y que Ileana practica ahora para entregarnos estas obras, remiten de inmediato al espectador no solo a participar del cuestionamiento de las técnicas clásicas del arte sino del papel de la mujer como artista y del cuestionamiento sobre el lugar que ha ocupado la mujer en la sociedad.
A través de estas representaciones, -donde la mujer está construida a partir de una imagen en principio tradicional, donde era venerada solo por su belleza física o su atractivo para llamar la atención sobre la obra- crea un mundo en el que se dan cita aspectos tan trascendentales como las formas de hacer en el campo del arte. Conforma una realidad que abarca desde lo religioso -a lo que la mujer también estuvo estrechamente ligada en su función de madre, protectora y educadora- hasta lo comercial -la utilización en el siglo XX de la imagen femenina como símbolo sexual para vender mayor cantidad de mercancías de diversas índoles-, desde lo artístico hasta la variedad de interpretaciones sobre las modas y costumbres de épocas distantes como la que les tocó vivir a los artistas versionados y la que vive Ileana hoy. Traza un puente lleno de interrogantes que atañen a la técnica, acercando al espectador a una magnífica diversidad de percepciones y a la multiplicidad de formas de ver a la mujer utilizando su imagen hedonista como ardid o vocera de sus propias percepciones.
Nada más alejado de esta visión cuando en el año 2010 trabaja los retratos de familiares y amigos donde exhibe imágenes de mujeres que forman parte de su cotidianeidad. Con una técnica realista que se apoya en los efectos digitales construye, con un atractivo y limpio uso del color, grandes cuadros llenos de vida y precisión. La utilización de las luces ayudan al espectador a adentrarse en los misterios del alma humana allí representados. Deja al descubierto estados de ánimo, poses que eternizan ese instante retratado. De esta forma la serenidad, la inocencia, la experiencia y la incertidumbre se dan cita en estos rostros que pasan a la historia a través del prisma de la artista.
Mientras retocaba en el 2009 aquellas damas del siglo XIX y XX, ahora prefiere exponer a sus coterráneas incluso a ella misma, sin afeites, sin correcciones y para que así conste coloca la foto que le sirvió de modelo como referencia obligada en cada obra. En el avocado interés de la realidad persiste esa costumbre tradicional que ha mantenido el arte de dejar plasmado, a pesar de los postmodernismos, los instantes seleccionados por los artistas. Es por ello, que en principio el retrato, género tan trabajado a través de la historia, es complementado por Ileana con técnicas avanzadas para crear una imagen que no niega la fidelidad con la modelo pero que le agrega una visualidad actual, emotiva, móvil apoyada en el uso del color. No se conforma la artista con el retrato chato y trasnochado, indaga, experimenta y a la vez, deja plasmado para la historia, su mundo humano y social desde una percepción bien íntima, porque estas personas son muy importantes para ella. Es de nuevo la mujer, en su representación real, vista desde otra mujer, aspecto de significativa relevancia donde la familia y los amigos conforman su universo.
III
Profundizar en la obra del artista Joel Jover, específicamente en el tema de la figura femenina también resulta enriquecedor. Las diferencias con el brevísimo análisis anterior radican en primer lugar, en la condición masculina de Jover y en segundo lugar en su condición de artista, lo que aporta nuevas visiones sobre un mismo tema.
Series tan complejas y a la vez distantes técnico-conceptualmente son realizadas en los años 2009 y 2011. En las producciones de “El arte de reciclar el arte” se representan una gran variedad de figuras femeninas que tienen su origen en las obras de maestros del Renacimiento italiano. Pieza como la Virgen con el niño será motivo recurrente en la obra del artista, además de un cuadro de especial interés donde aparece Marilin Monroe como protagonista de su subserie titulada, “Santos”.
Estas imágenes fueron construidas con chapas, libros y latas pegadas a la madera conformando los cuerpos de las mujeres. En el caso de las vírgenes con el niño que tiene su origen en un tema bíblico, es utilizado por Jover para aludir al pasado clásico del arte, patrón o canon que sirvió de asidero a pasadas generaciones del arte. Sin embargo, no es la única función que poseen estas madres abrazando a sus hijos, son portadoras de mensajes básicamente religiosos, los que el artista va a desmontar en un proceso de apropiación y recontextualización de las mismas. Ahora, al ser rodeadas de latas de cerveza y refresco, adornadas de propagandas, elementos artesanales y kitsch, propios del consumo, convidan al espectador a un espectáculo de complicidad donde se desacralizan esas imágenes.
En el caso específico de la figura de Marilin Monroe -asumida en su época como un símbolo sexual- es convertida por Jover en una imagen digna de respeto y admiración, pues le coloca una estrella satinada con lentejuelas en la frente, destacando así, el carácter de paradigma que para él y su generación connotó este personaje erótico. Para enfatizar este último planteamiento coloca en el lugar correspondiente a la boca de la artista, un mamey, aludiendo a la fuerte sensualidad de la que ella fue portadora y a su vez identificándola con la realidad cubana.
De esta forma es asumida y reconocida por Jover debido a su valor como caracterizadora de una época. Para ello eterniza su imagen, de la misma manera en que él la recuerda y desea que todos la recuerden, propone una visión a la cual le coloca determinados atributos que le agregan otros valores y con ello instaura una forma diferente de ver a la Monroe.
Es interesante analizar, como en la obra de un artista existen diversas formas de ver un mismo fenómeno o en este caso, de trabajar un mismo tema. Más allá de la visión de Jover sobre las imágenes de las vírgenes con el niño, así como las interpretaciones de figuras del espectáculo -vale aclarar que estas siempre han conllevado un cuestionamiento con respecto a las formas de ver estas imágenes- se hace patente en este artista la necesidad de recurrir a la utilización de la figura femenina a través de un acercamiento donde la sensualidad, el erotismo y la delicadeza son atractivos más que suficientes para la contemplación y el disfrute de las obras, cuestión que el artista no abandona a pesar de los siglos de legitimación que esta práctica posee.
En la serie “Abstracciones” se observa como el artista se recrea en la construcción sintética y precisa de hermosos cuerpos femeninos, protagonistas de toda la producción, sin embargo -y es aquí donde el artista juega con el espectador- vamos a encontrar todos esos cuerpos desnudos de espalda o de perfil, ninguno muestra el rostro. ¿Será que caminamos hacia ellas incesantemente? Si recorremos la mirada sobre los fondos, entonces encontramos un mundo exótico, cargado de animales seducidos por los encantos de estas muchachas con coloridos turbantes, alusión exquisita a estos parajes naturales. Obras como La encantadora de serpientes, Desnudo con garzas, La cazadora, Cocodrilo encantado y La dueña de los vientos, destacan un contrapunteo entre la mujer y la naturaleza en el que esta última cede a los atractivos de la dama.
Piezas de una esencia vanguardista donde los títulos y las poses denotan el interés del artista en el valor técnico, utilizando motivos ligeros como una silla, una bicicleta, un gramófono, donde la composición mesurada y limpia conmueve por la soledad trasmitida. Los fondos aparecen vacíos y sólo es la imagen femenina la que tiene cita en el cuadro.
En otros casos el artista se contenta con decorar el fondo con rosas rojas y grandes mariposas, sin embargo vuelve la dama a ocupar su lugar ( En el jardín I y En el jardín II ). Estas obras alejadas de series como “El arte de reciclar el arte”, le plantean al espectador una lectura más contemplativa, hedonista y sutil donde aparecen algunos mensajes que se esconden detrás de estas líneas tan suaves y de colores corrientes, provocando una reflexión más incisiva. Este criterio se demuestra en piezas como Abrazar al caballo equivocado e Indiferente a las viejas melodías. El uso del color en el caballo de juguete, al que la muchacha se ciñe, es construido con lineas verdes, azules, amarillas y rojas como si la inocencia de estos trazos marcara cada relleno, lo que ocurre de forma similar en los turbantes y animales que intercambian con la protagonista. Estas soluciones son resueltas con la utilización de tizas que luego son fijadas a la superficie para que no se pierda el efecto deseado por el artista. Mientras el resto de los cuadros exhiben una abierta y polémica monocromía, en la que predominan el color ocre cercano al amarillo, el rojo o el verde.
Al artista decorar con tonos de atractiva visualidad la figura de los animales, destaca un hecho interesante, en el que la fantasía, el juego y lo trivial, es preferido por esta muchacha que se deja arrastrar por una belleza carente de vida. Son esas tentaciones hacia el brillo y los colores, formas de seducción para las damas, sin embargo Jover prefiere representarlas desnudas, -aspecto digno de análisis- pues aunque funcione como un canto a la belleza femenina, no deja de tener una carga simbólica muy fuerte, porque la convierte en una forma de expresión por medio de la cual se exhiben cuerpos desamparados, despojados de todo pudor. Las ubica de espaldas y algunas de perfil, mientras esconden su rostro y con ello la mirada; posiciones también portadoras de significados. Establece Jover nuevamente un juego visual entre el mundo natural, representado con diversos colores, y el cuerpo femenino -expresión del ser humano- en plena desnudez. Contrapunteo que cede en intensidad cuando estos animales quizás exóticos y fantásticos son sometidos a la sensualidad femenina.
IV
En el breve recorrido interpretativo que hemos realizado por las obras de Ileana Sánchez y Joel Jover podemos abordar algunos criterios más generales con respecto al tratamiento de la figura femenina por ambos.
Para la artista, su condición femenina determina una visión que aprovecha en un sentido favorable la diversidad de percepciones sobre este tema. Aunque no deja de ver la mujer como expresión de familias y amigos, la presenta como protagonista de la sociedad en que se desenvuelve, alejada de la constante idea de sumisión a la que se ha visto relegada la fémina a través de siglos. Ileana no toca este punto, sino que al abordar aspectos de otras índoles, la inserta inteligentemente como la imagen a través de la cual se descargan los significados. De esta forma trasciende de inmediato al discurso machista, -secuelas que todavía persisten en muchas culturas del mundo- sin ocupar una posición feminista que lastre o limite sus cuestionamientos se encamina a otros aspectos de corte cultural, religiosos y artísticos. Sin olvidar que también identifica a estas damas, ajenas a la realidad cubana, con una verdad tropical y específicamente camagüeyana.
Resulta interesante analizar que Ileana no escapa al papel hedonista de la figura femenina, sin embargo sí es necesario, plantear su interés en mostrar a través de la mujer criterios sobre la moda, así como la utilización de dichas imágenes para promocionar marcas de refresco, alusión evidente al movimiento artístico del pop art, resultando de esta fusión una polémica atractiva entre el arte y el consumo.
Por medio de esas imágenes suaves y delineadas, Ileana discursa en “A todo trapo” sobre el valor del arte clásico, utilizando el recurso de apropiación desacraliza estas obras consideradas paradigmas para muchas generaciones de artistas, lo que se acerca -aunque con otras formas de realización- a las producciones de Jover quien recrea también como puntos neurálgicos de su serie “El arte de reciclar el arte”, aspectos que son blanco de polémica, como la utilización del kitsch y de elementos manufacturados en coexistencia con el denominado arte culto. Ambos artistas con sus particularidades muy definidas discursan también sobre el valor de los oficios y su legitimación, unido a las técnicas de creación del arte.
Además de estas similitudes, con respecto al sentido de ambas producciones, se debe agregar que Jover utiliza la representación de la figura femenina como expresión de religiosidad estableciendo un contrapunteo entre la religión y el mercado. El artista los hace coexistir en el mismo espacio pictórico provocando interesantes interrogantes que tocan la realidad. Es necesario destacar que tampoco el pintor escapa a representar a la mujer como atracción sexual, delicada, dulce, joven y exótica, las que en una primera mirada funcionan como un gran divertimiento al que denominó curiosamente “Abstracciones”.
Ambos artistas desde sus perspectivas dialogan sobre el arte, la cultura, la religión, el mercado y la sociedad, a través de figuras femeninas. Lo que conlleva para las nuevas generaciones interesantes propuestas y criterios no solo técnicos artísticos sino relacionadas con posturas de género que tocan muy de cerca inquietudes y percepciones en las nuevas realidades dominadas por la información, por la cultura electrónica y visual, donde la pluralidad se regodea no sólo en las producciones de textos sino en la recepción de los mismos.
Lic.MSc. Leydis Izaguirre Jerez, mayo 2011
ILEANA SÁNCHEZ COMPROMETE A TODO TRAPO EL PRESENTE
por Leidys Isaguirre
La apropiación se ha convertido en uno de los recursos más abordados en la actualidad sin embargo su uso no garantiza la calidad artística y la eficacia de una obra de arte determinada tampoco su presencia en un texto conlleva a su simple reconocimiento por lo que como recurso es un medio para construir mensajes artísticos y no un fin en sí mismo.
En este sentido resulta interesante la propuesta de la artista Ileana Sánchez quien muestra una serie bastante alejada de sus últimas producciones éstas que habían marcado un sello muy particular con sus gatos y negritos. Ahora sin prejuicios ni ataduras sociales Ileana gira en el camino de su propio universo creativo y retoma sus búsquedas en el arte pop. Recrea estas obras con materiales ajenos al acrílico aunque no lo abandona completamente serán estas telas de diversos colores y texturas las protagonistas de estas obras cocidas al soporte de las piezas forman los vestuarios de las damas y personajes retratados.
Son imágenes tomadas de la historia del arte que han sido insertadas en nuevos contextos donde la representación de Dora Mark de Picasso los retratos de las estilizadas damas de Modigliani así como la versión de la Duquesa de Alba de Francisco de Goya acompañan las piezas del Che y de Martí ídolos del mundo político y nacional. Además de los retratos de familiares y amigos trasladados a lugares emblemáticos ayudan a conformar las versiones pop de esta serie. Las telas además de vestir a los personajes también conforman los paisajes de cada obra. De esta forma la Duquesa de Alba es acompañada por su cachorro en una habitación donde se exhibe el letrero de Coca Cola y a través de la ventana se recrea un patio nacarado por la nieve. El cabello rojizo y ensortijado de la duquesa invita a palparlo por la delicadeza con que fue colocado en su condición tridimensional. Una de las damas de Modigliani aparece a través de un arco de medio punto otras son acompañadas por las iglesias del Carmen y de la Soledad de Camagüey en sus antiguas construcciones en tonos sienas sirviendo de ambiente a las damas. Todo un mundo sui géneris donde el clima, Camagüey, la vanguardia artística, Goya, las modas, las religiones y la política conforman las preferencias y axiologías de la autora. La interpretación y expresión de estas realidades conllevan a la confrontación de una serie de conceptos y posturas donde la identidad protagoniza las reflexiones en torno al arte.
La artista construye su universo donde dialogan la artesanía con objetos industriales y el arte culto con el kitsch donde no hay cabida para la ingenuidad ni el primitivismo. Donde cada personaje fue sacado de su contexto y ubicado en uno nuevo recontextualización que los acerca a nuestra nación a nuestra idiosincrasia. En todo caso se puede pensar que su intención es rescatar estas imágenes que han sido valiosas para el arte y para su educación artística y estética. En el caso de las construcciones de las Iglesias son símbolos identitarios para los camagüeyanos. La representación de los héroes es parte de la cotidianidad de los cubanos por la significación que el pueblo le atribuye como intachables. Retoma estas imágenes del pasado y las ubica en sus piezas incorporándolos a nuevos escenarios e insertándolas en la memoria del público actual así la tradición le hace un guiño a la contemporaneidad a través de iconos artísticos políticos y religiosos.
En este tipo de piezas donde se utilizan con toda intención elementos de diversas índoles culturas y épocas se detona inmediatamente en los perceptores un amplio diapasón de mensajes en los cuales prevalece la ideo-estética de la autora que recurre constantemente a paradigmas pasados agregándoles un contenido lúdico y la posibilidad de discursar a través de ellos sobre urgencias actuales. De forma sutil hedonista y fresca se abordan temas tan polémicos como el de las tradiciones de un pueblo y de la individualidad donde las estrategias para defender lo auténtico del hombre como aquella que consiste en así irse a su historia sus héroes a sus patrones culturales así como darle un lugar privilegiado a sus preferencias clasifica en el marco referencial de la creadora.
Dentro de estos procesos tan complejos como el de las tradiciones y de la identidad forman parte imprescindible los valores la percepción del mundo así como lo considerado propio. Es en este aspecto donde se debaten muchos pueblos del mundo tratando de aislarse de la hegemonía a que están sometidas sus realidades por lo que apelar a la historia y a lo que los ha ido formando en su devenir social obliga a sus artistas a expresar su bagaje artístico estético y axiológico sobre diferentes contextos que una vez dispersos hoy se unen y se yuxtaponen regalando un nuevo resultado y una nueva realidad en las obras de Ileana Sánchez.
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