SÍNTESIS CURRICULULAR
Caridad Hernández Carlos, Camagüey, 1949.
Cursó estudios en
Miembro de
Durante años ejerció la docencia y también escribió crónicas o artículos para la prensa. En su currículo se destacan 7 exposiciones personales y más de 30 exposiciones colectivas.
Exposiciones Personales.
2008.- Los Tajos del Tiempo y la Soledad. UNEAC Provincial. Camagüey.
2007.- Asolamientos. UNEAC Provincial. Camagüey.
2000.- Las Moradas del Consuelo. UNEAC Nacional. C.Habana.
- Las Moradas del Consuelo. UNEAC Provincial. Camagüey.
1998.- Exposición en UNEAC Provincial. Camagüey.
1986.- Exposición en Casa de
1985.- Exposición en Galería Alejo Carpentier. Camagüey.
1978.- Exposición Dibujos y Pinturas. Camagüey.
1977.- Exposición Motivaciones. Camagüey.
Premios.
1985.- Salón 26 de Julio. Camagüey.
1984.- Salón de Creadores Camagüeyanos.
1983.- Salón de Instructores de Arte.
SÍNTESIS CURRICULAR
Juan Gutiérrez Sastre, Camagüey 1978.
Licenciado en Historia del Arte en
Ha realizado palabras a catálogos, curadurías, museografías y montajes. Ha participado en eventos científicos, en jurados de admisión y premiación de diversas muestras y además de impartir conferencias, textos críticos suyos han sido publicados. Ha participado en 13 proyectos colectivos, incluyendo Salones provinciales y nacionales.
Obras suyas forman parte de colecciones particulares en Portugal, Italia y diferentes provincias de Cuba como
Exposiciones personales:
- 2008: Expo personal “Deja vú”, Galería de Arte de Sibanicú, Camagüey.
- 2008: Expo personal “Homo homini lupus”, Centro Provincial de Artes Plásticas de Camagüey.
- 2007: Expo personal “Los de abajo” Sala de exposición de
- 2007: Expo personal “Vox populi”, Galería de Arte Universal Alejo Carpentier, Ciudad de Camagüey.
- 2005: Expo bipersonal “Corazón de Perro”, Galería del Cabildo Teatral, Santiago de Cuba.
- 2004: Expo personal “Discursos”, Casa del Joven Creador (A.H.S) Santiago de Cuba.
- 2002: Expo personal “La edad de las ataduras”, Lobby de la biblioteca de
Premios recibidos:
- 2008: Premio de
- 2004: Oro en “Festival de Artistas Aficionados”, Universidad de Oriente, Santiago de Cuba.
- 2001: Plata y bronce en el V concurso “En busca de valores” Universidad de Oriente, Santiago de Cuba.
TEXTOS AL CATÁLOGO:
SASTRE
Con el seño fruncido mira de lejos su obra el artista y hace una mueca de desprecio. Son otros los ojos que salvan de la ira el montón de cartulinas que quedó manchada de óleo y acrílico, la espátula ha sido utilizada con fervor en un gesto violento, firme, distorsionador de cualquier apego academicista.
Y es que Sastre es un pintor decimonónico que ama la vanguardia más como lo por venir que como lo que heredó. Así su obra, acusada no pocas veces de agresiva y desgarradora, pondera la intensidad emocional que le es ineludible a su carácter, a través del trazo desprejuiciado y rabioso.
Así distorsiona el cuerpo –nueva y vieja obsesión suya- en esa suerte de exorcismo ahora más sensual que existencial o ambos a la vez. Se nos muestra el artista hoy con sus seres adoloridos, pero ya de un modo menos enfermizo. No cambia la actitud frente a su obra, cambia el pintor, busca, escudriña en la posibilidad formal de nuevos materiales, de otros soportes, de la desutilización del color -herramienta tan referencial en su obra anterior- y acude también a la mujer.
Llega esta vez el cuerpo femenino a la obra del artista como nuevo estigma dentro de su propia existencia, sabiendo bien, como deudor y amante de Baudelaire que es, que a veces toma el arte forma de atractiva mujer. Rostros lánguidos pero no menos expresivos de mujeres hirsutas, sensuales en el dolor que se les adivina, aparecen ahora en el anuncio de una nueva conmiseración suya. Es ahora la mujer, tenaz persistencia que asalta su mente, su mano, su trazo irreverente. Tal vez porque Sastre asume su apariencia y filosofía decimonónica envueltas en esa perspectiva vanguardista que no lo trasciende porque son suyas la literatura de los cafés, la discursos del vino, las putas de Lautrec.
Acude el artista también al miramiento interno de la soledad humana, quizá su propia soledad, quizá la soledad del que lee estas palabras, la mía, la suya. La soledad en la que estaremos todos sumergidos más cada vez, porque ya nos presintió desgarrados y desposeídos, ya nos anunció contorsionistas de la realidad, ya nos aguzó la nausea hasta el despoje de toda aprehensión posible. Hoy el pintor nos dibuja con la misma mueca, incapaces de hacernos otra pregunta pero a punto de hacérnosla, porque ha caminado con nosotros y ha hecho suyo también nuestro dolor, ¿o se lo habremos cargado nosotros?
CARIDAD
La obra de Caridad Hernández Carlos sorprende por su fuerza de expresión. Sus trazos, manchas y aguadas extrovierten la naturaleza de un alma torturada. Se trata de un discurso marcado por el dibujo, en el que el trazo puede ser tan esencial como una línea, un punto, o puede densificarse y manchar como estrategia compositiva.
Sus composiciones están impregnadas de un naturalismo adámico y refieren, en su casi totalidad, a figuras femeninas. Mujeres desnudas o vestidas de una forma convencional posan tranquilas y solas, pero siempre aparece una atmósfera enrarecida que las aísla a unas de otras. Se trata de seres nostálgicos, terriblemente azotados por la soledad, esa que deforma y carcome desde adentro. Tal vez por esa razón sus figuras siguen siendo bellas dentro del enmascaramiento de lo retorcido o de lo rayado o manchado.
Para Caridad el color es un pretexto, una herramienta necesaria para lograr la saturación de sus personajes y su extroversión en atmósferas que convienen en sobredimensionarlos. El derramamiento es el triunfo de la inmanencia sobre el límite del cuerpo, es su definición psicológica y la fabricación de un entorno consecuente.
En el discurso de Caridad persiste la influencia decimonónica finisecular. Allí sobreviven en caprichosa simbiosis las estrategias representacionales de Auguste Renoir y del precursor expresionista Edvard Munch. De este último heredó el desdibujo sometido a la expresión, la soledad espantosa, la fantasmagorización de sus personajes y el trazo visceral y desgarrador, en ocasiones muy cerca del brutalismo de Dubuffet.
Es contención y desvarío la obra de Caridad, es un idilio compensatorio de la ferocidad de la vida que le ha tocado vivir, y que ha elegido para vivir. Su rostro se transfigura en la frivolidad de los rostros de sus mujeres. Caridad Hernández Carlos se pinta a sí misma, un poco más insensible a las cosas que en su propia vida, la sensibilizan y la muerden.
Lic. Pavel Alejandro Barrios Sosa.
¡Ay, Caridad! ¡Qué alegría me da verla! Y verla que expone y pinta. Ojalá tenga equilibrio y paz en su vida, que ha sido muy dura.
ResponderEliminarDavid
(David Lago González)
Gracias David, por acercarte a mi joven Blog, al ver tu comentario el de otros pocos amigos veo, que vale la pena dedicar unas cuantas horas de cada día de mi vida en nuestro beneficio. Considero a Caridad una gran artista y como tu bien dices le ha tocado vivir una vida muy dura, por ese mismo motivo fui de loas primeras en ir a ver su exposición y así darle mi apoyo, haciendo este trabajo para el blog, se que hay muchos amigos que la recuerdan y se pondrán muy felices por ver lo que esta haciendo.
ResponderEliminarGracias,
ILEANA
Caramba,ver a Caridad me dio´tal alegría!!!,que sepa que la aprecio, y ya es hora que sus trabajos rueden por nuestras galerias, (su obra,magnífica como siempre),un beso para tí Caridad, Alejandrina
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